lunes, 23 de diciembre de 2013

IRMA GRESE

Nació el 7 de octubre de 1923 en Wrechen - Alemania. Falleció en Hamelín el 13 de diciembre de 1945. Era hija de un lechero disidente del partido nazi y de una madre que se suicidó en 1936. A Irma nunca le interesaron los estudios, dejó la escuela a los 15 años para participar de la Bund Deutscher Mädel (Liga de la Juventud Femenina Alemana) o juventudes hitlerianas, de la que era fanática, algo que su padre no aprobaba. Trabajó durante dos años en un sanatorio de la SS, intentando graduarse en enfermería, algo que nunca consiguió. La llamaban el "Angel de Auschwitz", por su crueldad, pero también por su belleza, en la que escondía sus verdaderas intenciones y maldad. Con 18 años, en 1942, se presentó como voluntaria para entrenamiento en el campo de concentración de Ravensbruck. Su padre enfureció con la noticia, ya que era contrario tanto al régimen nazi como a este tipo de trabajos. Cuando Irma fue a su casa en un permiso con el uniforme de la SS, su padre la expulsó. En 1943 fue trasladada al campo de concentración de Auschwitz, como SS (SS Oberaufseherin - guardia femenina). A finales de ese mismo año fue ascendida a supervisora, siendo la segunda mujer de más alto rango en el campamento después de María Mandel. A su cargo tenía a más de 30.000 reclusas judías, en su mayoría polacas y húngaras. El ascenso le produjo a Irma que aumentara su fanatismo nazi y desarrollara un sadismo de los más crueles. Pasó después de Auschwitz por otros campos de concentración, Ravensbruck y Bergen-Beldsen. En este último fue detenida el 15 de abril de 1945 por los británicos junto a otros integrantes de la SS. Irma fue considerada una de las principales criminales de guerra. En el juicio de Bergen-Belsen, que se realizó de septiembre a diciembre de 1945 fue condenada a la horca. Tenía 22 años, siendo la más joven condenada a muerte sobre leyes británicas en el siglo XX. La ejecutaron en la prisión de Hamelín - Alemania, el 13 de diciembre de 1945. Las últimas palabras de Irma a su verdugo fueron: "Schnell!" (¡Rápido!). angel de auschwitz irma grese. a Seguramente muchas almas respiraron cuando fue ahorcada, las supervivientes respirarían, pero lo que es seguro, es que el castigo de acabar en la horca, no era nada en comparación con lo que ella había hecho, de esa manera Irma se fue al infierno de manera muy cómoda. En el juicio la habían acusado de crímenes de guerra varias supervivientes de los campos de concentración donde había estado. El Angel De Auschwitz Irma Grese Irma Grese durante el juicio con el número 9. Siempre usaba botas pesadas, látigo y pistola. Irma era conocida por dejar que perros hambrientos y furiosos se lanzaran encima de las presas para devorarlas, asesinaba a internas a sangre fría, torturaba a niños, cometió abusos sexuales y propinaba palizas sádicas con látigo trenzado hasta que provocaba la muerte de las víctimas. Olga Lengyel, dijo en el juicio que Irma mantuvo relaciones con el SS Hauptsturmführer Joseph Mengele y Josef Kramer. irma grese Buscaba entre las presas judías a las de mejor figura, conla cruel intención de destrozarles los pechos a latigazos. Las víctimas después eran llevadas a una reclusa médica que les hacía una dolorosa operación, de la que Irma era testigo y donde se excitaba al ver el dolor de esas mujeres. Irma nunca admitió los asesinatos ni las torturas, decía que sólo conocía el destino de las prisioneras por boca de ellas mismas, pero sí admitió sus ideales nazis, cantando himnos de la SS en su celda. En su casa, después de que fuera detenida, se encontraron lámparas de mesa hechas de piel humana de tres prisioneros judíos asesinados y despellejados por ella misma. TESTIMONIOS: ... Por aquel entonces, las "selecciones" eran llevadas a cabo por las más altas jerarquías femeninas del campo, Hasse e Irma Grese. Los lunes, miércoles y sábados, duraban las revistas desde el amanecer hasta que expiraba la tarde, hora en que tenían ya completa su cuota de víctimas. el angel de auschwitz irma grese Cuando aquellas dos mujeres se presentaban a la entrada del campo, las internadas, quienes ya sabían lo que les esperaba, se echaban a temblar. Irma Grese se adelantaba hacía las prisioneras con su andar ondulante y sus caderas en movimiento. Los ojos de las cuarenta mil desventuradas mujeres, mudas e inmóviles, se clavaban en ella. Era de estatura mediana, estaba elegantemente ataviada y tenía el cabello impecablemente arreglado. El terror mortal inspirado por su presencia la complacía indudablemente y la deleitaba. Porque aquella muchacha de veintidós años carecía en absoluto de entrañas. Con mano segura escogía a sus víctimas, no sólo de entre las sanas, sino de entre las enfermas, débiles e incapacitadas. el angel de auschwitz Las que, a pesar de su hambre y penalidades, seguían manifestando un poco de su belleza física anterior eran las primeras en ser seleccionadas. Constituían los blancos especiales de la atención de Irma Grese. angel de auschwitz irma grese. a Durante las "selecciones", el "ángel rubio de Belsen", como más adelante había de llamarla la prensa, manejaba con liberalidad su látigo. Sacudía fustazos adonde se le antojaba, y a nosotras no nos tocaba más que aguantar lo mejor que pudiésemos. Nuestras contorsiones de dolor y la sangre que derramábamos la hacían sonreír. ¡Qué dentadura más impecable tenía! ¡Sus dientes parecían perlas! Cierto día de junio del año 1944, eran empujadas a los lavabos 315 mujeres "seleccionadas". Ya las pobres desventuradas habían sido molidas a puntapiés y latigazos en el gran vestíbulo. Luego Irma Grese mandó a los guardianes de las S.S. que claveteasen la puerta. Así fue de sencillo. Antes de ser enviadas a la cámara de gas, debían pasar revista ante el doctor Fritz Klein. Pero él las hizo esperar tres días. Durante aquel tiempo, las mujeres condenadas tuvieron que vivir apretujadas y tiradas sobre el pavimento de cemento sin comida ni bebida ni excusados. Eran seres humanos, ¿pero a quién le importaban? ..

domingo, 22 de diciembre de 2013

Josef Mengele

Josef Rudolf Mengele / (Günzburg, Baviera; 16 de marzo de 1911 – Bertioga, Brasil; 7 de febrero de 1979) fue un médico, antropólogo y criminal de guerra nazi, especialmente reconocido por sus experimentos con detenidos en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz, Polonia. Sus conocimientos en Anatomía, Cirugía, Genética, Enfermedades, Tratamientos, entre otros aspectos, en su facultad de profesional de Medicina, los aplicó analizando, estudiando, torturando y ejecutando a miles de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial. Es por ello por lo que, tras conocerse estos crímenes, se le apodó "El ángel de la muerte". Josef Mengele fue el mayor de los tres hijos de Karl Mengele (1881-1959) y su esposa Walburga (fallecida en 1946), unos acaudalados industriales de la ciudad de Günzburg (Baviera).1 Sus hermanos menores fueron Karl Mengele (1912–1949) y Alois Mengele (1914–1974). Adoraba a su madre entrañablemente, a pesar de ser ésta muy severa y estricta; sin embargo, mantenía cierta distancia con su padre. Estudió Medicina y Antropología en las universidades de Múnich y Frankfurt. En 1933, Karl Mengele, nazi acérrimo, ofreció su taller industrial a Adolf Hitler para que éste pronunciara un discurso en Günzburg; por estos servicios, Karl Mengele recibió amplias facilidades económicas para hacer crecer su negocio. Dos años después 1935 Mengele se doctoró en Antropología por la universidad de Múnich con una tesis doctoral sobre las diferencias raciales en la estructura de la mandíbula, bajo la supervisión del profesor Theodor Mollison. A continuación viajó a Fráncfort del Meno, donde trabajó como ayudante de Otmar von Verschuer en el Instituto de Biología Hereditaria e Higiene Racial de la Universidad de Fráncfort. En 1938 se doctoró en medicina con una tesis doctoral titulada Estudios de la fisura labial-mandibular-palatina en ciertas tribus. Josef Mengele, a partir de las convicciones de Otmar von Verschuer, se convirtió en un antisemita acérrimo, convencido plenamente de la superioridad de la raza aria y que prodigaba un absoluto desprecio por el judío. La incumbencia de Mengele como médico estaba orientada al estudio genético-racial más que a la medicina curativa. Josef Mengele pertenecía a las juventudes hitlerianas cuando se incorporó a las SA en el momento que éstas estaban a punto de desaparecer como grupo armado, por lo que tuvo que renunciar. Luego intentó incorporarse a las SS; inicialmente no tuvo éxito, aunque lo consiguió tres años después. Se casó en 1939 con Irene Schönbein, una hermosa y educada dama de religión luterana y tuvo un hijo llamado Rolf Mengele. En 1932, a la edad de 21 años, Mengele se afilió a Casco de Acero, Liga de los soldados de vanguardia (Stahlhelm, Bund der Frontsoldaten), asociación nazi que se incorporó a la Sturmabteilung (SA) en 1933 y que Mengele abandonó poco después alegando problemas de salud. Se afilió al partido nazi en 1937 y en 1938 entró en la Schutzstaffel (SS). Entre 1938 y 1939 sirvió durante seis meses en un regimiento de infantería ligera de tropas de montaña. En 1940 fue destinado a la reserva del cuerpo de médicos, comenzando un período de tres años en el que serviría en una unidad Waffen SS, la 5ª División Panzergrenadier SS Wiking. En 1942, en Rostov, resultó herido en una pierna en el frente ruso y fue declarado no apto para el combate. Gracias a su comportamiento brillante frente al enemigo en el frente oriental fue ascendido al rango de SS Hauptsturmführer (Capitán). Fue re-asignado entonces como Lagerarzt, médico de campo de concentración. Mengele fue enviado al campo de concentración de Auschwitz en sustitución de otro doctor que había caído enfermo. El 24 de mayo de 1943 se convirtió en el oficial médico del llamado campo gitano, una parte de Auschwitz-Birkenau, que administraba el KZ para entonces Rudolf Höß. Consecuentemente, Mengele se convirtió en el oficial médico en jefe del principal campo de enfermería de Birkenau. Sin embargo, no fue el oficial médico en jefe de Auschwitz; por encima en la jerarquía se encontraba el médico de guarnición Eduard Wirths.2 Fue durante su estancia de 21 meses en Auschwitz cuando el doctor Mengele alcanzó la fama, ganándose el apodo de el "Ángel de la muerte". Cuando los vagones de tren repletos de prisioneros llegaban a Auschwitz II (Birkenau), con frecuencia Mengele esperaba en el andén junto a otros médicos para seleccionar a los más aptos para el trabajo y la experimentación, así como quiénes serían enviados inmediatamente a las cámaras de gas.3 Mengele se paraba en una rampa frente a las filas e indicaba con un gesto de la mano quién moría y quién vivía: a la derecha iban los ancianos, niños, mujeres embarazadas e incapacitados; a la izquierda iban las mujeres jóvenes y hombres de evidente buen estado de salud. Los que quedaban en la fila de la derecha iban directamente a las cámaras de gas. Los supervivientes de este campo de concentración que conocieron a Mengele lo describían como un oficial impecablemente aseado, muy apuesto y perfumado, de gestos aristocráticos y poseedor de una extraña mezcla de condescendencia y una ferocidad morbosa ante el poder de decidir quién vivía o moría. Una característica distintiva de Mengele era un notorio espacio interdental entre los dientes superiores frontales. Muy pocas veces Mengele demostró humanitarismo respecto de alguno de los condenados, e incluso mató personalmente a algunos cautivos por desobedecer las reglas. Mengele se mostró particularmente duro con aquellas internas que quedaban embarazadas de los guardias. Madre e hijo (nacido o nonato), iban inexorablemente a la cámara de gas. Muchas veces, en los vagones en que se traía a los condenados quedaban cadáveres de madres con sus hijos aún vivos en brazos. Mengele ordenaba lanzar esas criaturas directamente al horno de la lavandería, para que sirvieran de combustible. Más tarde cambió de actitud: permitió a las embarazadas dar a luz, pero los bebés nacidos eran confiscados para ir a dar a una sala de experimentación en otro lugar del campo de concentración. En muchos casos Mengele ordenó que a la madre parturienta se le vendase el pecho para que no amamantara a su bebé. Recopilaba datos sobre la muerte por inanición de los infantes. Mengele explicaba a otros colegas su actitud: -" Cuando nace un niño judío no sé qué hacer con él: no puedo dejar al bebé en libertad, pues no existen los judíos libres; no puedo permitirles que vivan en el campamento, pues no contamos con las instalaciones que permitan su normal desarrollo; no sería humanitario enviarlo a los hornos sin permitir que la madre estuviera allí para presenciar su muerte. Por eso, envío juntos a la madre y a la criatura."- Los gemelos resultaban particularmente interesantes para Mengele. Dicho interés radicaba en las profundas influencias inculcadas por Otmar von Verschuer y Ferdinand Sauerbruch del Instituto Kaiser Wilhelm de Genética y Eugenesia, donde adquirió los conceptos de herencia y raza pura y el problema judío era el núcleo de las discusiones. Mengele, siguiendo los pasos de Von Verschuer, había desarrollado un fuerte interés por los gemelos como una fuente de información acerca de estos conceptos, por tanto, cuando supo que Auschwitz era su destino, no pudo ocultar su satisfacción[cita requerida], pues el campo de concentración era para él un laboratorio lleno de judíos con los que experimentar. A partir de 1943, los gemelos eran seleccionados y ubicados en barracones especiales. Cuando en la rampa de selección localizaba gemelos, para éstos constituía una esperanza de alargar la vida el pertenecer a esa condición. Los gemelos eran ubicados en un recinto especial y eran tratados algo mejor que los demás internos.4 Prácticamente todos los experimentos de Mengele carecían de valor científico, pero fueron financiados por el gobierno nazi. Incluyeron, por ejemplo, intentos de cambiar el color de los ojos mediante la inyección de sustancias químicas en los ojos de niños, amputaciones diversas y otras cirugías brutales y, documentado al menos en una ocasión, un intento de crear siameses artificialmente mediante la unión de venas de hermanos gemelos (la operación fue un fracaso y el único resultado fue que las manos de los niños se infectaron gravemente).4 Las personas objeto de los experimentos de Mengele, en caso de sobrevivir al experimento, fueron casi siempre asesinadas para su posterior disección. Mengele extraía los ojos a sus víctimas y los colocaba en una pared como un muestrario de las variedades heterocromas que existían. Intentó también por la vía química cambiar el color de pelo de los internos mediante la aplicación de dolorosas inyecciones subcutáneas y en algunos casos realizó castraciones y experimentos en la médula espinal dejando paralizados a los intervenidos. En cooperación con otros médicos, Mengele intentó también buscar un método de esterilización masiva; muchas de las víctimas fueron mujeres a las que se les inyectaban diversas sustancias, sucumbiendo muchas de ellas o quedándose estériles en muchos otros casos. En otras ocasiones realizaba experimentos sumergiendo en agua helada a internos fuertes para observar sus reacciones ante la hipotermia. El médico Sigmund Rascher de la Luftwaffe, en algunos experimentos sometía a personas a cambios de presiones extremos. Los individuos perecían en medio de horrorosas convulsiones por excesiva presión intracraneal. Rascher fue el equivalente de Mengele en el campo de la experimentación con humanos, pero con fines militares. Su perversidad anduvo a la par con este último, pero su historia y final fueron muy distintos. Mengele también realizó experimentos con gitanos y judíos que tenían deformidades, enfermedades hereditarias (enanismo, síndrome de Down), siameses e incluso con mellizos, viviseccionándolos y sumergiendo luego sus cadáveres en una tina con un líquido que consumía las carnes, dejando libres los huesos. Los esqueletos eran enviados a Berlín como un macabro muestrario de la degeneración física de los judíos. Otra de sus líneas de investigación fue el virus etno-específico.5 Mengele llegó a tener una colección particular de condenados especialmente escogidos para servir en sus ensayos, el trato recibido no era mejor que el de los condenados a las cámaras de gas.6 En 1944, Mengele deseaba un cambio: aunque estaba orgulloso de sus experimentos, pretendió ascender en el escalafón de las Waffen SS haciéndose evaluar por un inspector. El informe emitido por un coronel SS destacaba la personalidad, profesionalidad y celo del deber de Mengele, que le daban méritos para un ascenso y un nuevo puesto. Sin embargo, por motivos desconocidos, nunca se le reasignó de Auschwitz. Mengele hizo en una ocasión cargar un vagón de tren con unos cajones que los internos notaron "demasiado pesados para su volumen". Los cajones iban dirigidos a Günzburg y algunos internos dedujeron - correctamente - que los cajones contenían lingotes de oro, provenientes de las extracciones dentales de las víctimas del campo. Éste fue uno de los primeros indicios de que Mengele había presentido el fin de la Alemania Nazi.

martes, 17 de diciembre de 2013

El Jazz en la Alemania Nazi

El jazz nació en los Estados Unidos de Norteamérica, a finales del siglo XIX, a través de un proceso que empezó en el sur, más puntualmente en New Orleans y sus alrededores, pero que después tuvo su cristalización en ciudades como Chicago y Nueva York. A comienzos de los años 20, ya pueden distinguirse las primeras expresiones de lo que hoy conocemos como jazz, más definidas y diferenciadas de sus antecesores inmediatos como el ragtime, las canciones religiosas –gospel-, las work songs cantadas por los esclavos, el blues en su forma más primitiva, o las restantes influencias, latinas y españolas, como la habanera cubana, por ejemplo. Sin embargo, como esta música se había originado, a pesar de esas múltiples influencias, entre los negros del sur, ex esclavos o hijos directos de esclavos, en la sociedad blanca de Estados Unidos tardó muchos años en ser aceptada como una forma musical válida, y ser considerada una forma artística más allá de un mero entretenimiento de los negros recién emancipados. Por el contrario, en Europa el jazz fue aceptado mucho más rápidamente, en especial por las elites intelectuales y artísticas de Inglaterra y Francia, y luego también de otros países como Alemania. Para los europeos el jazz era realmente una expresión artística de valor, que representaba además el “modernismo” de la época, particularmente en los años de entreguerra. Así se explica, por ejemplo, que figuras como Louis Armostrong o Duke Ellington experimentaran grandes éxitos antes en Inglaterra y Francia que en su país de origen, o que los primeros críticos y estudiosos de la música que se ocuparan del jazz fueran europeos, o que compositores como Maurice Ravel e Igor Stravinsky estuvieran fascinados con el jazz, cuando en Estados Unidos la clase intelectual dominante lo despreciaba abiertamente. Al mismo tiempo que el jazz recibía esta aceptación de la clase intelectual y cultural europea, también empezaba a ser recibido a un nivel más popular: a mediados de los años 20 se había logrado ya cierta estabilidad económica, flotaba en el ambiente un espíritu de liberalidad, y la gente tenía más tiempo y recursos para destinar a la diversión y a pasarla bien. En estos años además, el jazz comenzó a convertirse en una música bailable, especialmente para la juventud; aparecieron las grandes orquestas y de ahí su rápido y enorme éxito a nivel popular. En aquélla época el baile como punto de congregación social, como mero divertimento, era ya una actividad institucionalizada, y el jazz y sus músicas afines ocupaban el lugar central en esta nueva actividad. Así fue como, y ya ocupándonos puntualmente de Berlín, a medidados de los años 20 la actividad musical era sumamente intensa. La célebre bailarina norteamericana Josphine Baker, que venía de tener un éxito rotundo e impresionante en Francia, relata con asombro en su autobiografía la intensa vida nocturna que había en Berlín. El gran Sidney Bechet, pionero de la nueva música de New Orleans junto a Louis Armstrong entre la primera y la segunda década del siglo, y primer saxofonista de importancia en la historia del jazz, estuvo entre 1929 y 1931 precisamente en la capital alemana, tocando por las noches en el Wild-West-Bar de Berlín. Bechet recordaría, años después, que por lo menos seis bandas de jazz se turnaban compartiendo el cartel del lugar, lo cual brinda una idea aproximada de la intensa actividad jazzística de la ciudad. Cuando hablamos de jazz en los años treinta, tanto en Estados Unidos como en Europa, nos referimos a los dos estilos predominantes hasta ese entonces: la música "hot" (Louis Armstrong, por ejemplo, y los continuadores de las escuelas de New Orleans y del "Dixieland") y el Swing, representado mayoritariamente por las "Big bands" más famosas de la época (Duke Ellington, Count Basie, Benny Goodman), claramente más comercial, con melodías pegadizas y fáciles de cantar y, lógicamente, más bailable. Por estas características fue que el “Swing", en los años treinta, llegó a convertirse en sinónimo de jazz, y era casi con exclusividad la música que se tocaba en los salones de baile. Era la música que bailaba la juventud, tanto en Estados Unidos como en Europa, con un "desenfreno" tal que el totalitarismo nazi no estaría dispuesto a permitir. En lo que tiene que ver con el jazz o músicas bailables, los lugares eran básicamente tres: los famosos cabarets; los tés de las cinco de la tarde –costumbre importada de Inglaterra- que se llevaban a cabo en grandes salones, la mayoría en hoteles; y los cafés nocturnos. En estos espacios, poco a poco, comenzaban a ganar protagonismo las bandas u orquestas de jazz. En muchos casos eran grupos extranjeros –principalmente de Inglaterra; también de Estados Unidos y Francia- pero también alemanes. Estos músicos alemanes profesaban gran admiración por los músicos de Estados Unidos, en particular por los negros, y aunque hoy cueste creerlo, muchas bandas alemanas se peleaban por los servicios de músicos negros que decidían quedarse un tiempo. No toda la música que se tocaba en estos contextos era exactamente jazz, pero sin duda estaba cercanamente ligada a él, y por cierto que para ser bailable necesitaba del ritmo y la síncopa característica del jazz. En este crecimiento vertiginoso, el jazz rápidamente quedó asociado a lo moderno, estrechamente vinculado con otras revoluciones en el mundo artístico, que encarnaban ideas de democracia y liberalidad. El caso más claro fue la escuela de BAUHAUS, que tenía entre sus alumnos su propia banda de jazz. SITUACIÓN POSTERIOR A LA TOMA DEL PODER POR EL NACIONAL SOCIALISMO. El nacionalsocialismo hitleriano erigió la idea de una "comunidad nacional" o "comunidad del pueblo" como estandarte fundamental, tras la cual debía alinearse toda la nación alemana. Coherente con ello, una vez en el poder se verificó un veloz proceso de supresión y coordinación de todas las fuerzas e instituciones políticas, sociales y culturales. Consecuentemente, para imponer la ideología oficial por medio del terror, el nazismo se valió de un monopolio absoluto de la dirección de todos los medios de comunicación masiva como la prensa, el cine y, fundamentalmente, la radio, alcanzando a través de ellos a todas las expresiones culturales y artísticas, incluida la música. Así fue como el totalitarismo nazim además claro de la carrera armamentista, se ocupó de establecer un absoluto control dictatorial sobre todas las formas o expresiones culturales. Todas ellas, además, eran consideradas únicamente como un medio y no como un fin: el medio era la manipulación y la propaganda. Claro que la música no escapó a este plan, y el jazz tampoco, ya que justamente en esos años era la música que bailaba “frenética y salvajemente” la juventud aria, corriendo serios riesgos de ver corrompida su “pureza”. Desde antiguo, la música había tenido para los alemanes especial importancia, tradición a la que también adscribieron los nazis, que pretendieron apropiarse del legado musical de los clásicos y los románticos, y utilizarlo en beneficio propio. Claro que la escueta y enfermiza visión nazi de lo que podía ser considerado música válida para la formación de la "comunidad del pueblo", se diferenciaba irreconciliablemente con el verdadero espíritu de aquéllos movimientos. En la misma Alemania, tan sólo años atrás, había nacido la música atonal, y a los compositores clásicos se sumaban los estandartes del modernismo: Arnold Schoenberg, Alban Berg, Paul Hindemith, y entre otros, Kurt Weill –que incluso comenzaba a incorporar a sus obras elementos jazzísticos. Sin embargo, luego de la subida al poder de Hitler, la creciente y siempre productiva cultura musical alemana quedó totalmente paralizada: todo lo que tuviera siquiera un toque "moderno" o innovador era declarado manifiestamente contrario a la nueva ideología imperante, y debía ser erradicado. Así fue prohibida la música atonal, estigmatizada como símbolo manifiesto del desorden, y todo aquello que no se ajustara a los rígidos cánones de lo clásico y lo romántico. Si compositores de la talla y el nombre de Stravinsky, Hindemith, Schoenberg y Berg fueron prohibidos, y muchos de ellos tuvieron que emigrar de la Alemania nazi, no es difícil imaginar el destino del jazz en tales condiciones: su origen negro, su aire moderno y la simpatía que desde el inicio había despertado entre los judíos, lo convirtieron en un blanco fácil de atacar para los encargados de la limpieza y purificación cultural del Tercer Reich. Para los nazis tanto negros como judíos eran subespecies irremediablemente inferiores de la raza humana, por lo que rápidamente esa música judeo-negroide despertó el alerta de los encargados de la purificación cultural y, más específicamente, musical. CAMINO A LA “PURIFICACIÓN”. Aparentemente no hay constancias o registros respecto de la opinión que del jazz tenía Hitler, al menos en forma explícita. De todos modos, siguiendo sus valores raciales y su fanatismo por Wagner -contrario a cualquier modernismo en las artes, por un lado, y por otro que el jazz era considerado un producto judeo-negroide, es fácil adivinar o conjeturar que esta música debía merecer todo su desprecio. Hitler tuvo dos consejeros vinculados con la instrumentación de una política cultural: Joseph Goebbels, quien fue Ministro de Propaganda, y Alfred Rosenberg. Este último tempranamente fundó, en 1929, la “Liga para el Combate por la Cultura Alemana”, dedicada a la defensa de los valores alemanes a través de la preservación de la raza, el arte y la erudición (repárese en los términos castrenses utilizados para denominar esta “institución”, en especial, la palabra combate; bien podría decirse que combate y cultura constituyen, en realidad, un oxímoron). Esta Liga fundada por Rosenberg, fue el antecedente inmediato de lo que luego, ya en el poder, fue la “Cámara para la Cultura del Reich” (fundada en 1933), que tenía a su vez distintas áreas, la que nos interesa aquí es la “Cámara para la Música del Reich”. Estas dependencias estaban bajo el directo mando de Goebbels, que odiaba el jazz abiertamente, de lo que sí hay numerosos registros documentales. Esta “Cámara para la Música del Reich” fue la encargada de clasificar toda forma musical existente, realizar listas de músicos, de compositores, de empresarios, de obras, de salas de conciertos, cafés, lugares de baile, y toda otra medida que pueda imaginarse que posibilitara controlar exhaustivamente la producción musical. Además de los factores que ya mencionamos –su origen negro, la simpatía entre los judíos, su aire “moderno- hubo varios motivos adicionales que hicieron que el jazz no permaneciera a salvo de los dictadores. En primer lugar, el espíritu propio del estilo, que propiciaba el desarrollo de las posibilidades individuales de los músicos involucrados en su ejecución (es decir, la improvisación, la posibilidad que tiene el ejecutante en un contexto jazzístico de componer ahí, mientras toca, en el momento) y, sobre todo, el aire de rebeldía y libertad que había marcado al jazz desde su misma génesis, en virtud de sus antecedentes musicales: en un principio, en sus formas más rudimentarias y básicas, era la música de los esclavos o hijos directos de esclavos del sur de los Estados Unidos, recién liberados a fines del siglo diecinueve, y que recién a partir de esta nueva música podían expresarse públicamente con ciertas libertades. Por otro lado, los dictadores nazis veían el baile en tanto pasatiempo como una cuestión realmente grave de la que había que ocuparse, tanto musical como socialmente. Desde el punto de vista musical, el estilo Swing era una feroz agresión al ideal de la supremacía aria, desde el momento en que lo consideraban “una atroz mezcla de elaboraciones judías con el depravado y selvático colorido de la música negra”. De hecho, el jazz era denominado por los nazis como "música negra", y no podía tolerarse que la juventud bailara al ritmo de una música que era considerada tan degradante y carente de todo valor estético. Desde el punto de vista social, la cuestión tenía a su vez dos aristas. Por un lado, si bien el Swing había alcanzado en Europa un nivel de popularidad asombroso, la gran masa de jóvenes que acudían a los salones de baile y que conocían las coreografías de las danzas respectivas (fox-trot, jitterbugg, shimmys, charleston), como así también las letras en inglés de las canciones que escuchaban, pertenecían a las clases media y media-alta. Esto último chocaba de plano con la idea de una "comunidad del pueblo", totalmente uniforme y controlada, que preferiblemente debía reunirse alrededor de expresiones musicales folclóricas, que representaran el "verdadero espíritu alemán". Finalmente, el baile era censurable en cuanto constituía un peligroso medio para la "depravación sexual". El reporte oficial sobre un festival en Hamburgo en febrero de 1940 es por demás ilustrativo con claridad: "...los bailarines daban un espectáculo desagradable. Ninguna de las parejas bailaban normalmente; había sólo swing, y del peor. En ocasiones dos muchachos bailaban con una chica sola; en otras varias parejas formaban un círculo abrazándose, saltando, batiendo las palmas, incluso refregándose las partes posteriores de la cabeza unos con otros... Cuando la banda tocaba una rumba, los bailarines entraban en éxtasis salvaje. Todos se juntaban alrededor y cantaban los coros en inglés. La banda tocaba números cada vez más violentos; ninguno de los músicos se encontraba ya sentado, todos se movían en el escenario compulsivamente, como animales salvajes...". En este contexto, el jazz fue prohibido y erradicado de la vida pública, al igual que los artistas plásticos post-expresionistas, los exponentes de la escuela BAUHAUS, la música atonal, cualquier manifestación poética que no se ajustara a los rígidos límites de la métrica tradicional, y toda otra forma artística que pudiera ser calificada de “moderna”. EL REY DEL SWING Esta asociación entre el jazz y los negros y los judíos que tanto espantaba a los nazis, tuvo su paradigma en la figura de Benny Goodman, que a mediados de los años 30 tuvo un vertiginoso ascenso en éxito y popularidad, primero en Estados Unidos y luego a nivel internacional: fue denominado el "Rey del Swing", y nadie lo alcanzó en éxitos de ventas durante más de diez años. El "gran problema" para los nazis, con el nuevo representante de esta música que bailaba toda la juventud del mundo occidental, cuyas raíces musicales provenían de los negros esclavizados, no era otro que el origen judío de Goodman. Nacido en 1909 en Chicago, hijo de inmigrantes judíos rusos, Benjamin David Goodman tomó sus primeras lecciones musicales en la sinagoga de su barrio, y nunca ocultó su ascendencia a lo largo de su carrera. Como si esto fuera poco, su principal arreglador era un ex director de orquesta negro (Fletcher Henderson, que aportaba al swing de Goodman la música "hot"), y en su banda integraba en términos iguales músicos blancos -algunos de ellos judíos como él- y músicos negros. No sólo el swing pervertía la pureza de la juventud germana, sino que además su mayor exponente, que hacía bailar con desenfreno "salvaje" a los inocentes muchachos, era un norteamericano judío, que se llevaba bien con los negros. Goodman fue prohibido de inmediato en todo el territorio del Reich. En cambio, por ejemplo, Artie Shaw, que tocaba exactamente el mismo estilo que Goodman –con sutiles diferencias que no viene al caso discutir aquí- y que también tenía una gran banda de jazz dedicada a tocar música “bailable”, siguió siendo permitido. Seguramente los nazis nunca se enteraron que el verdadero nombre de Shaw era Arthur Arshawsky, ni mucho menos que, también al igual que Goodman, era judío. PROHIBICIONES Y CENSURA. El primer director de la Cámara para la Música del Reich fue el compositor Richard Strauss –de la familia de los compositores Strauss-, quien si bien odiaba el jazz, no tenía tan mala relación con los judíos, a punto tal que uno de sus hijos estaba casado con una chica judía. Pero luego de Strauss asumió la dirección el conductor de orquesta Peter Raabe, que era un ferviente activista en el nacionalsocialismo de la primera hora, que celebraba las leyes y medidas raciales, y que en consecuencia con su ideología expresamente declaró como uno de sus objetivos “remover completamente el jazz y la música de baile extranjeros, y reemplazarlos con la obra de compositores alemanes”. Así empezaron las prohibiciones: que iban desde las listas de qué músicos podían tocar y cuáles no, qué piezas podían tocarse y cuáles no; incluso se prohibieron los nombres en inglés –tanto de bandas como de piezas musicales. A partir de 1935 Goebbels directamente prohibió la difusión por radio de “esa música judeo-negroide del capitalismo norteamericano, tan desagradable al alma germana”. Sin embargo esta medida le trajo algunas complicaciones, ya que los seguidores del jazz comenzaron a sintonizar aún más que antes, radios de otros países, en especial la BBC de Londres, pero también radios de París, Estocolmo, Dinamarca. El problema, junto a la irritación que causaba el hecho en sí mismo, era que además de música, los oyentes podían escuchar propaganda y noticias anti nazis. Así fue como se llegó a concebir –y de hecho se concretó- la difusión de una diluida forma de música levemente sincopada, que a propósito fue llamada “Jazz Alemán”. Goebbels no sólo quería recuperar oyentes, sino que además quería llevar música alegre –pero alemana- a los soldados en los frentes de batalla. Por lo que se sabe, este llamado “jazz alemán” nada tenía del verdadero jazz, sino tan sólo una mera apariencia. Con todo, las medidas para preservar la pureza alemana fueron in crescendo: en 1942 el mismo Goebbeles prohibió todo disco proveniente de Estados enemigos, o que contuvieran composiciones o interpretaciones de músicos enemigos. Esto obviamente incluía al jazz, y de hecho se prohibió toda performance de música norteamericana o inglesa en el territorio del Reich, sin importar quién la tocara. Estas prohibiciones alcanzaron a penalizar la escucha de radios extranjeras. Los transgresores eran en general descubiertos a través de las redes de espionaje que tenía montadas en toda la sociedad la dictadura nazi, o simplemente de las delaciones de vecinos, encargados de edificios, etc. Así fue como los bailes y las reuniones de fanáticos para escuchar música tuvieron que quedar únicamente en la clandestinidad, en reuniones privadas o en lugares prohibidos, con altísimos riesgos para sus concurrentes. Con todo, el jazz se empecinaba en permanecer, y por lo tanto, si esta música no podía ser eliminada por completo, su ejecución debía ser, rigurosamente reglamentada. Así es como nos encontramos con una serie de regulaciones extremadamente absurdas, pero que muestran hasta qué punto se preocuparon las autoridades nazis por diluir la verdadera esencia de esa música que, a sus ojos, no hacía más que pervertir el futuro del Reich, la sana y pura juventud aria. Lo que sigue es un extracto de una ordenanza emitida por un organismo burocrático provincial, dependiente de la “Cámara para la Música del Reich”: 1.Las piezas en ritmo de fox-trot (o swing), no podrán exceder el veinte por ciento del repertorio de las orquestas y bandas musicales para baile; 2.En este tipo de repertorio llamado jazz, debe darse preferencia a composiciones en escalas mayores y a letras que expresen la alegría de vivir, en lugar de las deprimentes letras judías; 3.En cuanto al tempo, debe darse preferencia a composiciones ligeras sobre las lentas (los llamados blues); de todos modos, el ritmo no debe exceder la categoría de "allegro", medido de acuerdo al sentido Ario de disciplina y moderación. De ninguna manera excesos de índole negroide en el tempo (el llamado jazz) o en las ejecuciones solistas (los llamados "breaks") serán tolerados. 4.Las llamadas composiciones jazzísticas podrán contener hasta un diez por ciento de síncopa; el resto debe consistir en un natural movimiento "legato" desprovisto de histéricas inversiones de ritmo características de la música de las razas bárbaras y promotoras de instintos oscuros extraños al pueblo alemán; 5.Queda estrictamente prohibido el uso de instrumentos extraños al espíritu del pueblo alemán, como así también el uso de sordinas que convierten el noble sonido de los instrumentos de viento y bronce en aullidos judíos; 6.También quedan prohibidos los solos de batería que excedan la mitad de un compás en tiempo de cuatro cuartos, excepto en los casos de estilizadas marchas militares; 7.Queda prohibido a los músicos realizar improvisaciones vocales (scat). JAZZ EN EL GHETTO. En el ghetto de Terezín se reunieron antiguos músicos de jazz que habían sido deportados, y formaron el grupo Ghetto Swingers, emblemático representante de la resistencia del jazz a ser aniquilado. El ghetto de Terezín, en Checoslovaquia, había sido ideado por los nazis como un modelo a exhibir de campo de concentración, donde eran enviados judíos prominentes –científicos, artistas- o que por algún motivo tuvieran que ser entregados a la Cruz Roja Internacional. Allí se juntaron estos músicos judíos, que formaron ese grupo con el que tocaban en el café del ghetto, exclusivamente para las autoridades. En cierta ocasión, con la llegada de una comisión internacional de la Cruz Roja, los Ghetto Swingers tocaron frente a todo el ghetto, en una perversa demostración del buen trato que recibían los prisioneros. Este hecho real fue tomado por un escritor nacido en la ex Checoslovaquia, luego en 1968 emigrado a Canadá. Tocaba jazz junto a sus amigos adolescentes cuando su país fue anexado al Reich, y por eso vivió en carne propia la represión cultural. Ya en Canadá, en el prólogo de una de sus novelas, escribió: “y a pesar de Hitler y Goebbels, el dulce veneno de esa música judeo-negroide (el epíteto nazi para referirse al jazz) no sólo duró, sino que prevaleció, aún por poco tiempo, en el corazón mismo del infierno, en el ghetto de Terezín. Hay una foto, en la que están bien vestidos y tocando, durante la semana en que se les permitió tocar, ante la visita de oficiales de la Cruz Roja. Están allí, todos salvo uno de ellos ya condenados a muerte, con camisas blancas y corbatas negras, la punta del trombón apuntando al cielo en diagonal, simulando o tal vez sintiendo realmente el placer del ritmo, de la música, tal vez un momento de dispersión desesperanzada”.

lunes, 16 de diciembre de 2013

La noche de los cristales rotos (1938)

En la noche del 9 de noviembre de 1938 hubo un estallido de violencia contra los judíos en todo el Reich. Parecía imprevisto, provocado por la furia de los alemanes por el asesinato de un funcionario alemán en París en manos de un adolescente judío. Pero en realidad, el ministro de propaganda alemán Joseph Goebbels y otros nazis habían organizado cuidadosamente los pogroms. En dos días, más de 250 sinagogas fueron quemadas, más de 7.000 comercios de judíos fueron destrozados y saqueados, docenas de judíos fueron asesinados, y cementerios, hospitales, escuelas y hogares judíos fueron saqueados mientras la policía y las brigadas de bomberos se mantenían al margen. Los pogroms se conocieron como Kristallnacht, la "Noche de los cristales rotos", por los cristales destrozados de los escaparates de las tiendas que llenaron las calles. La mañana posterior a los pogroms, 30.000 judíos alemanes fueron arrestados por el "delito" de ser judíos y fueron enviados a campos de concentración, donde cientos de ellos murieron. Algunas mujeres judías también fueron arrestadas y llevadas a cárceles locales. Se prohibió que los negocios propiedad de judíos reabrieran a menos que fueran administrados por no judíos. A los judíos se les impusieron toques de queda, que limitaban las horas del día en que podían salir de sus casas. Después de la "Noche de los cristales rotos", la vida fue todavía más difícil para los niños y adolescentes judíos alemanes y austríacos. Los menores, que ya tenían prohibido entrar a museos, parques públicos y piscinas de natación, ahora eran expulsados de las escuelas públicas. Los jóvenes judíos, al igual que sus padres, fueron totalmente segregados en Alemania. En la desesperación, muchos adultos judíos se suicidaron. La mayoría de las familias trataba angustiosamente de irse.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Primera Guerra Mundial

El mapa político de Europa estaba dominado por cinco grandes potencias: Austria-Hungría, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Rusia, y una casi gran potencia: Italia. Entre estas naciones existía un inestable equilibrio de poder, y formaron alianzas para autoprotegerse. Austria-Hungría, Alemania e Italia formaron la triple Alianza. Francia, Rusia y Gran Bretaña formaron la triple Entente, un acto de amistad más que una alianza. Estaban dispuestas a ayudarse entre sí, pero en términos limitados.

En agosto de 1914, casi nadie sabía cómo sería la guerra. Ningún país disponía de planes para una guerra que durase mas de unos pocos meses, pues se juzgaron como innecesarios. Como única excusa de los que desencadenaron la Guerra sólo se puede decir que no tenían idea de lo que iba a ser, del dolor y ruina que iba a producir con sus cuatro años de destrucción y homicidio.

Tropas aliadas avanzan sobre una posición enemiga
Entre 1914 y 1918 se desarrolló en Europa la mayor conflagración hasta entonces conocida. Motivada por conflictos imperialistas entre las potencias europeas, la "gran guerra", como se denominó originalmente a la primera guerra mundial, implicó a toda la población de los estados contendientes, así como a la de sus colonias respectivas.
La causa inmediata que provocó el estallido de la primera guerra mundial fue el asesinato del archiduque de Austria-Hungría, Francisco Fernando, en Sarajevo, Servia (posterior Yugoslavia), el 28 de junio de 1914. Austria presentó un ultimátum a Servia y el 28 de julio de declaró la guerra. El sistema de alianzas militares creado en los años precedentes entró entonces en funcionamiento. Rusia ordenó la movilización de sus ejércitos contra Austria, por afinidad con sus hermanos eslavos. Alemania, aliada del imperio austro-húngaro, pidió a Rusia que detuviera sus maniobras contra Francia, en la que se concentraría el máximo de fuerzas disponibles para lograr rápidamente una victoria que permitiera al ejército dirigirse contra Rusia. El plan fue ejecutado por el general Helmuth von Moltke, que dejó al ejército austríaco encargado de contener a los rusos en el frente oriental y dirigió la mayor parte de sus tropas contra Francia. El ejército francés, al mando del general Joseph-Jacques-Césaire Joffre, se dispuso a su vez a aplicar el plan XVII, contraataque centrado en el Marne.
Los alemanes iniciaron su ofensiva occidental con la toma de Leija el 16 de agosto de 1914. El 20 de agosto de este año entraron en Bruselas y tomaron Namur. La defensa francesa fue arrollada, pero en septiembre, cuando la balanza parecía inclinarse del lado alemán, el ejército de Joffre consiguió rechazar la ofensiva alemana en la primer batalla del Marne. El general alemán Erich von Falkenhaynm que sucedió a Moltke como jefe del estado mayor del ejército, hizo frente a una nueva ofensiva anglo-francesa. Tras las batallas de Yser e Ypres se estabilizó un frente que iba desde el canal de la Mancha hasta Suiza.
                                    
                                                           
                              Paises que Participaron en la Primera Guerra Mundial:
Los paises que participaron en la Primera Guerra Mundial fueron:
  • Alemania

  • Austria

  • Gran Bretaña

  • Francia

  • Bélgica

  • Rusia

  • Yugoeslavia

  • Japon

  • Polonia
  •                                 PERSONAJES:
  • Allenby, Edmund Henry Hynman, primer conde (1861-1936). Sirvió en el Frente Occidental en 1914-17, destacando como un brillante oficial de caballería. En 1917 pasó a desempeñarse como comandante del ejército británico en el Medio Oriente y en octubre - diciembre avanzó desde la línea Gaza-Beersheba hasta Jerusalén. Conquistó Palestina y ocupó Damasco en octubre de 1918, después de lo cual los turcos solicitaron la paz.
    General Sir Edmund Allenby
    Foch, Fernand, (1851-1929). Mariscal francés. Demostró ser un hábil estratega en las batallas del Frente Occidental y en 1918 pasó a desempeñarse como comandante en jefe de los ejércitos aliados en el Frente Occidental. Bajo su dirección, la gran ofensiva final de los alemanes fue controlada y derrotada en el Marne, en 1918, a lo que siguieron las ofensivas aliadas que condujeron a la victoria.
    Mariscal Foch
    Haig, Douglas, (1861-1929). Mariscal de campo, comandante en jefe de las fuerzas británicas en el Frente Occidental desde 1915. Para algunos parecía ser insensible a las bajas; para otros era un dedicado soldado profesional que se empeñaba tenazmente en la tarea de vencer a Alemania en una guerra de aniquilamiento.
    Haig Douglas
    Wilson, Thomas Woodrow, (1856-1924). Presidente de los Estados Unidos de América (1913-21 ), mantuvo la neutralidad estadounidense hasta que Alemania declaró la guerra submarina sin restricciones en 1917 y comenzó a hundir mercantes norteamericanos. A comienzos de 1918 preparó un plan de paz de 14 puntos que alentó a Alemania a solicitar el armisticio. Fue responsable, en gran medida, del establecimiento de la Liga de las Naciones y se sintió profundamente decepcionado cuando el Congreso rehusó aceptar el ingreso de los Estados Unidos de América como miembro de dicha organización.
    Clemenceau, Georges, (1841-1029). Primer ministro de Francia, 1906-09 y 1917-20. Fue un gran orador y un político agresivo, apodado "El Tigre". Presidió la Conferencia de Paz en 1919.
    Lloyd George, David, primer conde de Dwyfor (1863-1945). Primer ministro británico (1916-22). Obtuvo renombre como dinámico político liberal y después de desempeñarse como ministro de Municiones y Secretario de Estado para a Guerra, reemplazó a Asquith como primer ministro. Conocido como "el hombre que ganó la guerra" desempeñó un papel importante en el acuerdo de paz, pero perdió el apoyo de sus conciudadanos y no volvió a ocupar ningún cargo después de 1922.
    Lloyd George 
     CAUSAS Y CONSECUENCIAS:
    Causas

    Consecuencias
    • El desarrollo industrial y la competencia neocolonialista generaron tensiones y rivalidades en un mundo en la que ya no quedaba nada por repartir a nivel de mercados y colonias.

    • El nacionalismo se vivía en las grandes potencias y también en los pequeños países sometidos a los grandes.

    • La causa inmediata de la guerra fue el asesinato de Francisco Fernando (heredero del trono de Austria) y su esposa a manos de un estudiante serbio Sarajevo.

  • Los vencedores se repartieron las posesiones de los vencidos.

  • A nivel internacional desaparecieron los Imperios de Autria-Hungría y Turco.

  • Desaparecieron las viejas y poderosas dinastías europeas.

  • Estados Unidos se afianzó como gran potencia mundial. Gran Bretaña conservó la supremacía marítima y Francia aumentó su poder luego de ver aniquilada a su tradicional enemiga.
  • La guerra de 1914-18 ocasionó innumerables destrucciones y la muerte de unos 9 millones de personas. El proletariado de todos los países beligerantes fue la clase social que más rudamente tuvo que sufrir las consecuencias, y en algunos países intentó apoderarse del Estado. Pero sólo el partido comunista ruso, dirigido por Lenin. consiguió sus propósitos. En otros países las clases dirigentes pudieron aplastar los movimientos de revuelta de las masas populares. Paralelamente la guerra aceleró los movimientos de liberación nacional.





    Desolación en el frente luego de la guerra